A la niña de mis ojos.
Si el color de tus salinas
en tus muros sabe a cal,
dime niña de ojos vivos,
por qué no te llaman sal.
Si un pequeño mar de esteros
te parece un ancho mar,
dime niña de ojos vivos,
por qué no te llaman sal.
Si naciste en una isla
que se besa con el mar,
dime niña de ojos vivos,
por qué no te llaman sal.
Si el levante fue tu padre
y tu madre fue la mar,
dime niña de ojos vivos,
por qué no te llaman sal.
y en tu boca ha de quedar
dame, niña de ojos vivos,
un poquito de esa sal.
1 comentario:
Hermosos poema. Formalmente perfecto. Inmejorable.
Un saludo desde Espera.
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