sentía las corrientes del mar
y soportando
esa historia a sus espaldas,

se dedicaba a soñar.
Tierra o mar.
Mar o tierra.
Con cuál de ellos me sentaré a jugar.
¿Me llevarás mar,
arrancando mis raíces,
de viaje a otro lugar?
¿O quizás tú, tierra,
me rodees con tus brazos,
alargando el arenal?
De pronto
una voz le hizo despertar.
Una voz que no era propia
pero manaba de su interior.
Una voz con sabor a historia,
con esa solera que sólo el tiempo da.
No te preocupes
amigo,
lo que tenga que ser,
será.
3 comentarios:
Esta me gusta, tiene un halo de fatalismo cósmico tremendo...por cierto, ¿lo de impresentable viene porque a estas alturas es imposible presentarte ya que todo el mundo te conoce?
Tan solo comentar brevemente el copmentario del amigo palentino: Muy acertado.Si no es esa la razón, debería serla. Po
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