jueves, marzo 09, 2006

Aquella tarde


Aquella tarde,
mis ojos cerrados
recibieron destellos de tu salada luz.
Tu revolera
acarició mi piel con espumosa lentitud.
Mi boca seca
saboreó nuevamente tu cuerpo azul.
Tu ronroneo
invadió con sabiduría mi ser
despertando sabrosos recuerdos,
luminosos torbellinos del ayer.


Aquella tarde,
mi corazón, mi mente y mis deseos
se fundieron con futuros recuerdos.
Recuerdos de un azul atardecer.
Tarde de ojos cerrados y boca seca,
de revolera y ronroneo,
de sabrosos recuerdos,
luminosos torbellinos del ayer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que has hecho los deberes,,tan impresentable no serás